Fue una brisa de mañana
que quiso ser mi nostalgia
y al despeinar mis cabellos
trajo tu velero a puerto,
a bordo fui todo el día,
con las velas desplegadas
y la nostalgia en la cara,
soplando fresca y tranquila;
el atardecer llegaba,
nostalgia cambia de nombre,
ahora se llama añoranza
y dentro araña ese nombre,
cuando salió doña luna
vestida de luz de soles,
añoranza no dormía,
contaba constelaciones.