Hace tiempo tengo escrito tu poema,
lo escribí una tarde de lluvia
mucho antes de tu llegada.
Aquella tarde resbalaban
las gotas perezosas
al otro lado de la ventana
y en su deslizar me hablaban;
me hablaban de ti...
entonces escribí tu poema,
le puse unas gotas de fragancia de rosa
y lo envolví en seda.
Allí laten mis letras,
en espera de que tus ojos las lean
y al lado late mi corazón,
que también te espera.