Hay
rincones que lo conservan todo,
los
aromas,
cada
gota de lluvia,
las
historias,
rincones
que recogen hojas de otoño
y
hacen remolinos con ellas,
permaneciendo para siempre
su esencia;
su esencia;
a
menudo voy y me siento a escuchar,
como
el que escucha al mar en una caracola,
rumor
de sueños,
viejas
canciones que el aire llora;
hay
rincones
que
mantienen intactos los latidos,
como un eco
como un eco
del
silencio que siempre guardaron,
a
menudo voy...
y
me siento a escuchar,
como
el que escucha caer a la lluvia,
sobre
el tejado.