Una taza de café,
y una antigua
melodía,
un atardecer cualquiera
cuando ya el sol
se retira
llevándose entre sus rayos
al ruidoso día;
caída de telón, paseo interior
caminando de puntillas,
volutas de pensamiento
exhaladas
en vals de invierno,
hacen brotar
manantiales de momentos,
donde nada la vida
con los brazos abrazando,
con el corazón latiendo,
imágenes
que se van sucediendo
y desvaneciendo,
aromas
y otros recuerdos.