Ya no sales
a volar conmigo,
atravieso el cielo infinito
y pregunto a las nubes
si acaso te han visto,
sobre vuelo como el águila
las cumbres,
donde se pierde de vista
el eco del grito;
con las alas extendidas
desciendo a la copa
de un árbol vestido,
allí me descubre el sol
entre las ramas,
encaramada a un suspiro
y levanto el vuelo una vez más,
donde las olas arrastran
el canto de las ballenas,
mucho más allá;
y pruebo a cantar.