Guardadita en el pecho
lleva a su niña,
en el pecho la lleva
que no hay espinas.
Enredada en recuerdos
de oro y de mirra,
sus cabellos de trigo
baña en caricias.
Entre suaves suspiros
la va meciendo,
entre suaves suspiros
que está durmiendo.
A su oído susurra
diez mil te quieros,
a su niña del alma
cubre de besos.
Guardadita la lleva
dentro del pecho,
donde solo su lluvia,
la moja el pelo.