No sabrás
de las lunas naranjas,
ni de las estrellas blancas
de mis pestañas colgadas,
no sabrás
de los minutos de arena
ni de las idas y venidas
de la marea,
de tanto romper
la primavera,
de tantos amaneceres,
de tantas nubes...,
...de tantas veces,
no sabrás
del rocío en la piel
ni de fríos relentes,
del sonido extinguido,
del otoño que vuelve,
del suspiro en un nudo,
de los ojos de plato
con que me mira el búho.