Creé a mi fantasma
a partir del color
de sus palabras,
su abrazo
una extensión de su aura,
yo ya bebía a sorbos
el café de sus ojos
antes de que me atravesara,
es lo que tienen los fantasmas,
atraviesan paredes,
murallas;
aparecen entre el humo
de un cigarro
y se van como si nada,
dejando un halo azulado
con aroma a añoranza;
creé a mi fantasma,
yo misma le di el matiz
al color de sus palabras.