Bajo los pies
el camino de siempre,
desguazadas pisadas
marcando la arena
y el sol en lo alto,
abrasando azucenas;
en la mano
una maleta de quimeras
y otra mano en el bolsillo,
con los dedos callados,
solos
y con frío;
en la mirada el rocío
y de frente el horizonte,
con nubes y claros,
ráfagas de viento,
con claros y oscuros...;
y tiempo.