Otra noche más
contando lunas rojas,
entre gotas de sudor,
resbala el pensamiento
con las horas pegadas a la piel
en éste estío interminable,
que abrasa los días;
otra noche más mirando al cielo,
respirando la quietud
de éste silencio seco,
que flota denso
y quebranta el sueño;
otra noche más
de bajos vuelos,
con las alas adheridas al cuerpo
y esa arena
que atrapada entre cristales,
retiene el tiempo.