Mis torpes fantasías
resbalan por dentro
hasta salirse por los pies
dejando un reguero acuoso
en el que no me puedo
hacer la muerta
y flotar;
la luna se mengua
y me mira
con su fina sonrisa
vertical
en la que tiendo
las ilusiones
que se tambalean
junto con un pedazo
de negación de la certeza
para que no se deshagan del todo
y la luna pueda volver
a ponerse llena.